Su gracia innata no es simplemente una faceta de su apariencia, sino un reflejo de la pureza y la bondad que residen en su corazón. Cada paso que da parece dejar un rastro de polvo de estrellas, y su risa baila como las brillantes alas de los ángeles.
Sus ojos guardan los secretos de las galaxias, galaxias que se desvelan en las historias que cuenta y la compasión que muestra a todos los seres vivos. Su belleza angelical es un testimonio de la exquisita belleza que existe en el mundo, encarnada en una niña cuyo espíritu brilla tan intensamente como la constelación más brillante del cielo nocturno.